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Llevo por todo nombre
el de una reina cátara
rebelde
mi papá me llamaba
prince
cita
de memoria versos de Darío
Sonatina
mozart y vestidita
o desnuda solita
me metía en el
baño
hoy
tengo algo más y no sé
usar un lavarropas
había una vez
tiempos que había suficiente
para pagar cualquier cosa
y los dueños del dinero elegían
un colegio inglés
una mucama
deserté
lavo mi ropa
cuando me ducho
el flujo es flujo
casi que no tiene clase
dejo de ser la princesita triste
enclaustrada en sus tules
la propiedad privada es robo
la bioasingación crimen
familiar
aprendo
a convidarme
a compartir
gracias
a
ustedes
2007
cada casi 100 años nieva
en buenos aires
el pueblo, no sé de que clase,
se atreve recién
a tomar las calles
celebra o festeja
el mundial de nieve
frente a la ventana
con la calefacción central
los ideales se derriten
los poetas de cierta edad
se sonríen
esta misma noche
la gente
estará muerta
o ya se han muerto
no lo sé
en el día de ayer
tapa la chapa la nieve
embotamiento adentro en el hueso
frío el colchón
o la catrera congelada
la habilidad de sentir
nada nada
excepto felicidad
los poetas de mi edad
no leen libros rojos y negros
forrados con papel araña
burócratas del reformismo
votan vetan desalientan
a quienes resisten
la estupidez
Antiespecismo
una mosca muere en la mesa de mi cocina
una mesa blanca, una mosca negra
el sol es blanco y amarillo
la mosca brilla, tornasol
la muerte de la mosca es la muerte
la muerte del amor no es la muerte
describir el espanto, escribir del espanto,
escribir de tu locura, escribir sin pausa,
sobre la muerte sobre la mosca, sobre
nuestro amor
muerto. tengo la atroz lentitud
del olvido y temo el instante de pavor
absoluto
la locura también parece muerte, pero no
es.
aun veo, aun veo la mosca en la mesa blanca
como si fuera tu voz provocando mi locura
en
esa ratonera, contra las paredes, sobra la
mesa donde
la mosca elige morir, donde elijo escribir,
y
no olvidar el debate entre la soledad y la
muerte
entre la vida y el amor, triste pero no
trágico,
como dejar un vicio incontrolable
no por eso menos placentero.
elijo vivir el invierno, la vida injusta,
el horror absoluto de la incertidumbre
elijo vivir la calma de tu ausencia.
de a ratos lloro por la irreductible muerte
de esta mosca. no llorar nunca es como no
haber vivido
esto también es necesario que suceda,
inútil hacer tangible
la desesperación y el desconsuelo que
conlleva la vida, la muerte
el recuerdo de la desesperación no nos mata
la escritura avanza es viento, está
desnuda,
pasa como nada pasa en la vida, pasa y se
vuela
el cuerpo muerto de esta nada, de esta
mosca, ya no viva
pasa como nada pasa excepto esto que
llamamos vida.
© Leonor Silvestri
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